Las Brujas de Montserrat

Montserrat Monastery

Las Brujas de Montserrat, Brujas encantadas.

Se cuenta en la leyenda de las Brujas de Montserrat que en la montaña de Montserrat vivían brujas llamadas las encantadas, estas brujas no querían que los peregrinos fueran al Monasterio a visitar la Virgen.

Collbato en la ladera sur

Los peregrinos en la Edad Media, para subir al Monasterio de Montserrat situado al este de la cordillera y a 720 m de altura, salían de Collbató 390m, pueblo en el sur de la montaña. El camino remonta 330 metros por las fuertes pendientes del sur de la montaña. En aquella época, el vertiente norte es consideraba inaccesible y sólo se atrevían los cazadores y leñadores.

Pared norte de Montserrat

Las brujas encantadas se situaban a lo largo del camino y se convertían en hadas tan bonitas que podían encantar a cualquiera. Llenas de encanto, “las encantadas” perdían a los desgraciados peregrinos cuando caían en sus manos.

La Moreneta

Aquellas mujeres malvadas plantaban árboles frutales al margen del camino y esperaban a los peregrinos cansados ​​y sedientos. Les decían: “Buen hombre, está fatigado, si desea recuperarse, coma estas manzanas, peras, cerezas”.

Los peregrinos deslumbrados contestaban: “Guapa, ni siquiera sé quién es usted. Pero, le agradezco su ofrecimiento. ” Las encantadas argumentaban: “No es necesario que sepa quién soy. El camino se hace cuesta arriba para llegar al Monasterio. Tome esta fruta, que le dará fuerzas”.

Las brujas encantadas, tal como describe la Biblia, hacían como Eva al tentar a Adan. Ofrecían al confiado peregrino la apetitosa fruta.

Mientras el peregrino saboreaba la fruta. Las brujas con una risa escalofriante, que resonaba por toda la montaña, se transformaban en brujas desdentadas y cantaban alabanzas al diablo.

Ermita de San Miguel

Mientras sonaban las palabras invocando el demonio. El desgraciado peregrino sentía que perdía la vista, ya no veía el cielo azul, sus extremidades se le endurecían y finalmente se convertía en una de las grandes piedras conglomeradas que conforman el acantilado al borde del camino. El guía de BarcelonaWalking le mostrará el acantilado al caminar en las cercanías de la ermita de San Miguel donde están petrificados los desventurados peregrinos.

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