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Después de la resurrección de Cristo, los apóstoles siguieron las instrucciones que les había dado durante su aparición y se dispersaron por todo el mundo para difundir Su palabra.
El apóstol Jaime, también conocido como Jaime el Grande, era hijo de Zabedee y Salomé y hermano de Juan el “Evangelista”.
Jaime no contento con la persecución sufrida por los cristianos, decidió predicar en el lugar, que entonces se consideraba el fin del mundo: Finisterra. Este es el lugar más occidental donde se pone el sol de la Península Ibérica, ahora llamada Cabo de Finisterre, en Galicia. En este lugar remoto, los cristianos no fueron perseguidos.
Se dice que Santiago llegó en un pequeño velero a Iria Flávia, ahora una parroquia de Padrón, en solo 7 días. Allí, después de superar varias dificultades, comenzó a predicar el evangelio.
Habiendo pasado varios años en la región predicando las enseñanzas de Cristo, regresó a Palestina en el año 44 para compartir sus experiencias evangelizadoras en Hispania. El viaje de regreso fue difícil y terminó siendo fatal porque fue decapitado por orden del rey Herodes Agripa I.
Su cuerpo fue tirado como las bestias salvajes en el desierto. Dos de sus discípulos lo recogieron y lo llevaron por mar hasta Iria Flávia. Allí fue enterrado en secreto en un bosque llamado Libredón. Desde entonces, generaciones de ermitaños fueron encargados de vigilar permanentemente la tumba del apóstol. Con el paso de los años, las invasiones bárbaras, la caída del Imperio Romano y las invasiones árabes, la tumba fue olvidada.
Pasaron otros 800 años hasta que un ermitaño en el bosque llamado Pelagio vio una lluvia de estrellas, que parecía estar golpeando un lugar específico y fue hasta allí. Cuando examinó el lugar encontró una vieja tumba. Luego informó al obispo Teodomiro de este descubrimiento. El fenómeno de la lluvia de estrellas se conoció como “campus stellae”, campo de estrellas en latín.
La expresión probablemente dio origen a la palabra “Compostela”. El obispo decidió viajar allí y encontró la tumba de Santiago envuelta en un manto de luces. Cuando escucharon la noticia, el rey Alfonso II nombró a Santiago como el patrón oficial de España y ordenó construir en ese lugar una capilla y un monasterio.
Así el rey, fue el primer peregrino en visitar el sitio, y fue el comienzo de la historia del Camino a Santiago. En el año 977, después de la destrucción del templo por la invasión de los moros. El rey de Asturias, Alfonso III, ordenó que se construyera una nueva iglesia en el mismo sitio, pero más grande que la anterior.
Desde el siglo X en adelante, el creciente número de cristianos en toda la península hizo que las peregrinaciones a Santiago aumentaran. Santiago de Compostela se convirtió así en uno de los lugares de mayor peregrinación cristiana del mundo.
La primera guía para peregrinos del Camino de Santiago –Francés- fue publicada en el siglo XII. Esta guía fue llamada Código Calixtinus, atribuido al Papa Calixto II. Ese Papa proclamó que el año en que el 25 de julio coincidiera en sábado se consideraría Año Jubilar, esto sucede cada 6, 5, 6 y 11 años.